Capítulo 50. Destino
Emma miró a Arthur, él estaba fingiendo interés en una escultura que adornaba un rincón de la enorme cabaña que ligaba de manera armoniosa lo rústico y lo ostentoso.
—¿No volverás a hablarme? —preguntó Emma siendo directa como es su costumbre.
—Nunca me dijiste que sentiste cuando la madre de la Alfa Briana buscó a Kevin para ser el protector de tu manada.
Emma respiró profundo y apretó los puños. No quería que Arthur supiera que ella propuso ese acuerdo.
—Soy Beta de Briana, no tenía nada que opinar —murmuró Emma.
Arthur continuó mirando la escultura, y tocó el contorno de madera pulida con la punta del dedo.
Fingía estar absorto.
—Tú lo sabía Emma, no soy idiota, yo me sorprendí al verte, pero tú no — Arthur volteó y la enfrentó—. No me disculpé contigo por lo que ocurrió al conocernos, ahora a ti no parecía importarte demasiado, de hecho volvimos a tener sexo, pero ahora todo cambió.
Emma se concentraba en no delatar sus emociones, pero no pudo frenar su