Capítulo 489
El rostro de Manuel se oscureció como si estuviera contemplando un abismo helado de miles de años. Mirando fijamente a Simón, se dirigió a Juan y le dijo: —Primero quiero que lo dejen inútil, luego enciérrenlo con esa desgraciada de Isabel y con Oliver.

—Sí, definitivamente no podemos dejarlos escapar tan fácilmente, esa pareja de miserables me está matando de rabia, gritó furiosa Verónica desde un lado.

Para ella, esta conferencia de prensa debía ser una gran oportunidad para ganar popularidad y mostrarse al público.

Nunca esperó que terminase de esta manera; estaba tan enfurecida que hubiese explotado en el acto si no fuera por su preocupación acerca de su imagen pública. De lo contrario, ya se hubiera abalanzado para arañar la cara de Isabel.

En ese momento, Juan dijo: —Por favor, retrocedan y mantengan toda una distancia segura.

Manuel refunfuñó con frialdad y se alejó unos treinta metros con Verónica y los demás.

Fue entonces cuando Juan gruñó, su energía espiritual brotó y un
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