Simón le echó una mirada y dijo: —No se emocione. ¿Por qué debería buscarle cuando puedo manejarlo por mí mismo?
Jaume se puso nervioso de inmediato. Se esforzó mucho para traer a Yago, y Simón lo ofendió con solo dos frases. Si las cosas continuaban así, no solo no podrían salvar a Biel, sino que probablemente lo harían morir más rápido.
Simón, a pesar de ser rico, parecía bastante incoherente en su forma de hablar y actuar.
En ese momento, Yago resopló fríamente y dijo: —Si no me necesita, eso ni me va ni me viene. Pero mi tarifa no puede ser menospreciada.
—¿Qué quieres decir con eso? — Simón preguntó perplejo.
Yago respondió: —Solo por sacarme de mi lugar, ya sea que haga el trabajo o no, necesitará pagar una tarifa de 10 millones. Esa es mi regla, ¿entendido?
—¿Es así? — Simón miró a Jaume.
Jaume estaba sudando frío. Yago no mencionó esto cuando vino, y nunca esperó que Simón rechazara directamente.
—Esto... esto...— Jaume estaba en una situación incómoda. No sabía qué decir. Desp