Simón miró al guardia, quien de repente sintió un escalofrío y retrocedió involuntariamente dos pasos.
Simón resopló fríamente y luego le dijo a Biel: —No te preocupes, saldrás pronto. La familia Roldán todavía te debe una vida y deben pagarla.
—Confío en el jefe, pero lo que más me preocupa ahora es mi hermana. Temo que, para vengarse de mí, Ismail lastime a mi hermana. Ella es mi único pariente restante— dijo Biel con una expresión preocupada.
Simón frunció el ceño y preguntó: —¿Cómo se llama tu hermana y dónde está?
—Se llama María, estudia en la Universidad Nacional Autónoma— respondió Biel.
Simón sonrió y dijo: —No te preocupes, de inmediato enviaré a alguien para protegerla. Nadie se atreverá a hacerle daño, eso sería buscar problemas.
—Muchas gracias.
En esos días, Biel había sido torturado por diversas tristezas y preocupaciones, llegando casi que a la desesperación total. Pero ahora, al ver al jefe, se sentía ya mucho más aliviado.
En el campo de batalla, el jefe era su dios p