Pero en ese justo momento, Raimundo parecía no sentir dolor en absoluto y continuaba rugiendo mientras se acercaba cada vez más a ellos.
La distancia de quinientos metros se acortó en un instante, y el rifle de energía psíquica ya no podía apuntar correctamente. Lucas sacó un cuchillo de superaleación sin decir una palabra y se lanzó hacia adelante.
Simón cruzó los brazos sobre el pecho y comenzó a disfrutar de la gran batalla.
Ambos chocaron instantáneamente, con Raimundo mostrando una expresión feroz, golpeando sin ningún patrón claro hacia Lucas con ambos puños.
A pesar de la falta de patrón, la fuerza ilimitada de Raimundo se reflejaba en cada golpe, obligando a Lucas a esquivarlos constantemente.
Pero Lucas era un profesional en combate, y sus habilidades marciales eran formidables.
El cuchillo de superaleación volaba arriba y abajo en sus manos, dejando constantemente heridas en el cuerpo de Raimundo mientras esquivaba sus ataques.
Estimulado por el dolor, Raimundo se volvió aún