Faeron, con el rostro contorsionado por la preocupación, dijo:
—Pero, señor, su campamento está aquí. Si intentamos cruzar la frontera hacia Kaldara, eso no será posible. Yo solo puedo llevarlo hasta este punto.
Simón, mirando al frente con total determinación, preguntó:
—Entonces al menos dime, ¿cuál es el objetivo de todo esto?
Faeron, dudando por un momento, vaciló antes de responder. Finalmente, con un tono bastante grave, admitió:
—No lo sé con certeza, solo sé que se trata de un plan dirigido contra Azuralis. Y están intentando enviar infiltrados en el pueblo de Nocturnia.
—¿Por qué infiltrarse en Nocturnia? —preguntó Simón, quedando pensativo, algo desconcertado.
Faeron titubeó, claramente reacio a revelar más detalles al respecto. Simón, impaciente, presionó su rayo de luz contra el cuello de Faeron, y con voz aterradora dijo:
—Habla. Si no lo haces, no te garantizo que sigas con vida.
Al ver que no había más escapatoria, Faeron soltó un suspiro y, a regañadientes, explicó en d