—¡Atáca!

Con un rápido movimiento, levantó con ferocidad su Tridente de Trueno, un arma envuelta en destellos eléctricos que chisporroteaban de manera amenazante en la atmósfera. Los rayos azules, como serpientes furiosas, recorrían la superficie del tridente, liberando de esa forma un zumbido constante que hacía vibrar por completo el ambiente. Sin vacilar, lo lanzó con todas sus fuerzas hacia Gasparino y Facundo, quienes ya se habían refugiado en el extremo opuesto del destartalado puente.

Frente al ataque de Simón, Gasparino observó el Tridente de Trueno, que poseía un poder sin igual, y no se atrevió a enfrentar esa fuerza de manera directa, como lo había hecho Simón.

—¡Retirada!

Gasparino gritó enojado a Facundo y, con su extraño arma en mano, disparó tres veces hacia el Tridente de Trueno antes de alejarse rápidamente del rango de ataque.

Lo que parecía ser un acto simple, en realidad, sucedió en cuestión de dos segundos. Lo más crucial fue que, tras disparar su tercera bala, Gas