Capítulo 1426
Simón soltó una enorme risa un poco irónica y, sacudiendo la cabeza repentinamente, se dirigió hacia la casa.

Justo en ese momento, uno de los sirvientes de portería lo detuvo y dijo: —Lo siento mucho, el conde no recibe visitas hoy.

Indalecio sonrió con gran desprecio y pensó que Simón se creía muy importante, ¿cómo se atrevía a intentar entrar en un lugar tan prestigioso?

El título de conde no era en vano.

Pero Simón respondió con gran calma: —Me llamo Simón y tengo una cita importante con para hoy con el señor Teófilo.

Dicho esto, Simón continuó caminando hacia el interior con gran seguridad, y el vigilante no se atrevió a detenerlo.

Juvencio e Indalecio se quedaron boquiabiertos, intercambiando miradas de incredulidad.

¿Por qué Simón podía entrar sin problemas? ¿Qué tenía él acaso de especial?

Indalecio intentó acercarse y discutir con el vigilante, pero Juvencio lo detuvo y dijo en voz baja: —Esperemos, no actúes precipitadamente.

Indalecio aceptó, resignado.

Basilisa, por s
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