Capítulo 1336
El ministro de finanzas mostró una amplia sonrisa de satisfacción en su rostro.

Este cargo, en cualquier país, siempre es de suma importancia, lo que explica su total arrogancia.

Simón sonrió con frialdad y dijo: —No creo que solo porque quiera tomar un ascensor para subir al piso, deba pasar el resto de mi vida en prisión, ¿verdad?

—Creerlo o no depende solo de ti, ya veremos, — respondió el secretario con una amplia sonrisa.

Simón también sonrió con desprecio. Quería ver cómo el otro planeaba hacerle pasar el resto de su vida en la cárcel.

En ese momento, el ministro de finanzas dijo firmemente: —Ya basta, no pierdas más tiempo con él. Tengo una cita para cenar con Amalia, no dejes que esto arruine mi apetito.

—Sí, señor ministro. Me encargaré de él, pronto vendrá alguien para resolver este asunto, — respondió en ese instante el secretario.

Mientras hablaba, las puertas del ascensor se abrieron de repente. El ministro de finanzas soltó un gruñido y entró en el ascensor, seguido por
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