Decir que vamos a hacer una cosa es mucho más fácil que hacerla realmente, llevaba toda la mañana ensayando palabra por palabra, como debía entonarlas y la cara de inocente que debía acompañarlas. Incluso pensó en un plan de respaldo por las dudas que las cosas no fueran como quería, en realidad eran dos planes de respaldo: acariciar su vientre hablando sobre su frijol y si eso no lograba apaciguar a su posiblemente furioso jefe, el sexo era la opción infalible.
– ¿Tienes un momento para hablar? – preguntó entrando en su oficina
– Claro cariño, siempre estoy disponible para ti
– Necesito que me prometas que no te vas a enfadar – pidió aún sabiendo que no sería posible
– No puedo prometer eso y lo sabes pero prometo hacer un esfuerzo por entender tu punto de vista
– Quiero hablar de Olivia
–