Capitulo 11.

Capitulo 11.

Mientras comíamos no he dicho ni una sola palabra y él tampoco me ha dicho nada a mí. He de decir que es un hombre perfecto, no se puede ser más perfecto, la verdad. Es como un Dios hecho hombre. Esa camiseta blanca que se le ajusta perfectamente a su torso, esos brazos musculados, ese pantalón vaquero desgastado que resalta su trasero y que me hace perder la razón. ¿Pero qué me pasa? parezco una adolescente con las hormonas alborotadas.

¡Ay Dios! Espero que no haya notado como lo he estado mirando. Nada más terminar de comer he recogido la mesa y he salido al exterior y he puesto como excusa que las gallinas tenían que comer. Necesitaba respirar y salir de la casa. Además en mi ausencia ellos pueden ponerse al día y hablar con tranquilidad.

Tardó todo el tiempo que puedo y más, no se qué decir, ni que hacer. Pero si que sé una cosa, necesito alejarme lo más posible de él.

Jorge me desconcierta y me atrae a partes iguales. Si él hubiera aparecido el día de nuestra
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