Capítulo 4: Razones Peligrosas

De forma paralela, en una gran mansion en otra ciudad estaba una pareja disfrutando de la tina de hidromasaje al aire libre donde se notaban muy amorosos y cariños.

- Señorita Natalia… - justo en eso, un hombre vestido de negro y gafas oscuras llego para interrumpirlos.

- ¡QUE! – se quejó la mujer, quien era una joven castaña de cabello largo rizado, quien poseía una mirada color miel, de una envidiable y perfecta tonalidad de piel muy clara, la cual resaltaba en su perfecto y exuberante cuerpo curvilíneo, el cual estaba cubierto con un pequeño bikini de color negro ya que solo cubría lo necesario sin dejar mucho a la imaginación.

- Perdón por la interrupción, pero la necesitamos – indico el sujeto acercándose para entregarle una bata de baño.

- Amor ¿todo en orden? – pregunto confundido el joven pelinegro que estaba con la chica en la tina.

- Si Fernando, todo está bien ya vengo – dijo acercándose a besarlo en los labios antes de girarse y salir mientras se colocaba una bata para seguir al mayordomo.

El pelinegro solo busco dejar escapar un suspiro y pedirle al sirviente que estaba con ellos algo para beber.

Natalia se miraba molesta, pero lo siguió hasta su oficina donde vio que había otros 3 sujetos esperándola.

- Y bien ¿para qué me molestan? – reclamo al ingresar a la habitación mirando a sus hombres.

- Marcos no contesta, de hecho, perdimos contacto con él desde anoche – informo uno de esos hombres.

- ¡QUE! – grito sorprendida - ¿es una broma?

- Perdón señorita no sabemos que paso exactamente, pero creemos que fue atacado ya que todo rastro de él desapareció.

- ¿Cómo puede ser posible? Si solo les pedí que mataran a una civil, no a otro mafioso – menciono molesta la castaña – esto es inaceptable.

- Lo lamentamos mucho, señora – hablaron los 3 al mismo tiempo haciendo una reverencia.

- Ya investigo lo que paso – informo uno de ellos.

- Pues no lo lamenten, porque la quiero muerta – indico furiosa.

- Señora ¿puedo saber la razón? – pregunto otro de los hombres – digo ya le quito a su esposo a esa chica y con eso… usted gano ¿o no?

- No es una victoria completa como desearía porque el imbécil de Fernando llego a bromear conmigo diciéndome de que tal vez ella se fue con su bastardito.

- … - ante eso se creó un silencio muy incómodo entre los hombres.

- Y como es lógico: no quiero que “eso” exista – hablo seria – y aunque sea mentira no quiero correr el riesgo de que llegue a ser verdad.

- Comprendo señorita, buscaremos saber la verdad y eliminar a esa mujer.

- Mas le vale, porque ustedes me quieren contenta o le diré a padre que ni para matar civiles sirven.

- … - todos se pusieron serios y buscaron retirarse para ir a cumplir su misión.

- M*****a… tal vez me lo quitaste por un tiempo, pero ya lo recuperé y tus acciones de robarme lo mío lo pagaras con tu vida – menciono seria buscando mirar a la ventana y ver a SU hombre beber.

Era verdad que ellos eran novios, por una ridícula riña él la termino… no lo mato porque lo amaba, pero él se atrevió a poner los ojos en otra chica y hasta se casó, aunque esa dicha se encargó que no fuera eterna para esa pobre estúpida porque enseguida volvió a buscar a Fernando, seducirlo y recuperarlo; algo que logro con facilidad.

Tras suspirar busco acomodar un poco su bañador para regresar con Fernando y seguir pasándola bien, o ese era el plan hasta que vio que alguien se acercó a ella con un teléfono, donde vio un mensaje.

“Ella está viva, la estamos localizando para buscar matarla”

Ante eso la chica sonrió con arrogancia buscando regresar a la tina donde en el camino vio que uno de los sirvientes le entregaba un par de copas y una botella de champan, algo que agradeció y tomo para regresar a lado de su amado para seguir con los mimos y caricias buscando pasar un gran momento.

Quien igual la estaba pasando bien era Melissa, ya que se sentía muy feliz al pasar ese rato jugando con Alessandro y Lottie, ya que eso es algo que jamás experimento en su infancia y le gustaba vivir en esos momentos ya que hasta el postre fue divertido compartiendo la rebanada de pastel entre los 3.

Lottie se sentía feliz en ese ambiente donde busco estar pegada a la mayor con una sonrisa.

- Meli ¿cuento?

- ¿Eh?

- Vayan en lo que recojo aquí – le indico Alessandro.

- Ah claro, ven Lottie – dijo ella tomando de la mano a la menor, quien sonrió y la guio hasta su cuarto donde ambas se acomodaron en la cama y tomaron un libro – a ver habia…

- Nuuu – la detuvo la menor.

- ¿Eh? ¿pero…?

- Aquí – dijo ella moviendo las páginas hasta llegar a uno que tenía un separador de libros – aquí se quedó api ayer – menciono sonriéndole – api marca donde nos quedamos.

- Oh, jaja eso es ingenioso entonces veamos: y la joven princesa tomo el pincel que estaba junto a sus pinturas y noto que no era suyo, pero pensó que sus amiguitos se lo regalaron así que lo mojo, le coló algo de color y al ponerlo en la pared este empezo a dibujar lo que ella imaginaba

- ¡Magia! – dijo feliz Lottie mirando las ilustraciones del libro.

- Aja era un pincel mágico y muy especial.

- Ah… si… - empezo a decir Lottie bostezando y sonriendo a la vez que empezaba a sentir como sus ojitos comenzaban a cerrarse.

- ¿Te gusta la magia Lottie?

- Si – dijo ella - ¿te cueno ago?

- Dime – menciono ella acomodando los mechones de cabello de la pequeña para que no cayeran en su cara.

- Hace muoo le pedí a una estela que me diea una mami – indico feliz pegándose al cuerpo de ella sonriendo – y lo umpio - dijo terminando por caer dormida sobre el pecho de la mayor con una sonrisa en sus labios.

Melissa se asombró por lo que ella le dijo dónde con cuidado marco la hoja con el separador y cerro el libro.

“Igual yo deseo ser tu mami, Lottie” – pensó Melissa mientras buscaba tapar a la pequeña.

Por su parte Alessandro estaba serio, se entretuvo porque le llego un mensaje de Galo informándole que los Velasco estaban en movimiento, lo que significaba que debía sacar a Melissa para que no se involucraran en una pelea de mafias, pero alcanzó a escuchar a su pequeña: Lottie quería y necesitaba una mamá, a la vez que ya estaba pensando en la pelinegra para ese puesto, lo cual tiene algo de lógica porque ellas compartían el mismo color de cabello y Melissa buscaba jugar con ella y mimarla.

- Tch… - Alessandro busco enviar un mensaje a Galo: “cambio de planes, no los dejen acercarse porque Melisa Walton será mi nueva esposa”, tras enviarlo busco actuar como si nada tocando suavemente la puerta - hey – susurro sonriendo.

- Sh… - le indico Melissa mirando con cariño a Lottie y tras acomodarla salió de la habitación – hehe acabo rendida y si marque el libro.

- Jeje gracias por ese detalle.

- De nada, se ve que es una niña muy linda.

- Hm… me gusta cuidar su inocencia.

- Se ve que eres un gran papá.

- Hago lo mejor que puedo para amarla por dos.

- Yo sé que tu esposa está orgullosa del trabajo que realizas.

- Gracias – menciono el rubio sonriéndole - por cierto ¿qué te dijo tu amiga?

- ¿Eh? espera… ¿cómo?

- Tú me dijiste que venía a verte además esa ropa puedo asegurarte que no era de mi esposa.

- Ah… cierto jaja – menciono recordando su atuendo, el cual consistía en una blusa de manga larga con bordes de encaje negro que usaba, la faja negra y los pantalones de mezclilla con botas negras – y dime ¿te gusta cómo me veo? – pregunto dando una vuelta.

- Esa ropa si parece más tu estilo – indico acercándose a ayudarla con los juguetes.

- ¿Eh? – ante ese comentario Melissa se sonrojo ligeramente, mirándolo de reojo - ¿a qué te refieres?

- Hablo comparándolo con el triste vestido de color desabrido que tenías puesto ayer.

- … - Melissa se asombró al ver que él se fijó en ese detalle, ya que era verdad que al salir de casa de Fernando solo se llevó lo que tenía puesto y era un triste vestido de manga larga color verde, uno que no le favorecía por ser de forma cuadrada, pero lo usaba porque él se lo habia regalado – am… gracias.

- Y ¿vas a decirme la verdad? – pregunto de forma seria cruzándose de brazos.

- ¿La verdad de qué? – pregunto ella buscando sonar segura, aunque sentía que era una pregunta de doble sentido y hacía que pusiera todos sus sentidos en alerta.

- Si lo que paso ¿fue un accidente o un descuido tuyo?

- Obvio que fue un accidente, no soy una cobarde para tratar de matarme… además tengo mucho porque vivir – contesto ella frunciendo ligeramente el ceño.

- Jeje tranquila no te enojes – menciono divertido.

- Pues el doctor está haciendo preguntas e insinuaciones raras – dijo ella cruzándose de brazos.

- ¿Y cuál es el plan ahora?

- ¿Eh? ¿poque lo dices?

- Porque nos esperaste y no te fuiste con tu amiga.

- Ah eso… pues digamos que aún no puedo regresar a casa y deseo abusar de tu bondad para que me dejes quedarme aquí con ustedes por unos días.

- Cobro caro la renta.

- ¿Que tan caro?

- El precio es que debes cuidar y jugar con Lottie como pago.

- Puff jajaja es un trato – menciono ella divertida - vaya, no eres como los demás doctores – dijo acercándose un poco a él.

- ¿A qué te refieres?

- No sé, los demás siento que son demasiados rectos y serios – menciono divertida – pero tú tienes sentido del humor.

- Ah… supongo que eso es porque están actuando de forma profesional, en cambio ahora estas en mi casa – menciono divertido - pero sabes, lo único malo de tu atuendo es la faja porque vas a desajustar tus vendajes.

- ¿Eh por qué? no te gusta que se vea mi cinturita – dijo ella divertida dando una vuelta.

- Tu figura está bien – menciono desviando la mirada y sonrojándose levemente - pero las vendas están adaptadas a tu cuerpo sin esa jafa o presión, tu herida no es del tipo que requiera una faja, por ahora trata con ropas algo holgadas para que tu piel pueda respirar y su proceso de cicatrización vaya de forma natural.

- Hehe está bien ya entendí, me lo quitare por ti – menciono ella quitándose la faja de forma lenta y tratando de verse coqueta – taran – menciono dejándola a un lado del sofá.

Alessandro solo negó divertido y se giró para bostezar un poco y caminar a la sala.

- Duerme en tu habitación si lo necesitas – sugirió ella al ver que se notaba algo cansado.

- Estoy bien, entonces te vas a quedar aquí.

- ¿Puedo? – pregunto ella buscando sonar de forma suplicante.

- Solo puedes un mes como máximo – le indico molesto.

- ¡Que! ¿me vas a echar? – pregunto haciendo un puchero.

- Si – dijo con calma.

- Je y yo que te pensaba como un caballero – menciono ella haciendo un puchero.

- Pero este caballero no puede dejar solo a una dama desconocida en su casa cuando yo salga a trabajar – indico divertido.

- Hm… supongo que tienes un punto a no ser que deje de ser una desconocida.

- Je… interesante y ¿cómo lo harías?

- Podría tratar de seducirte – dijo de forma directa ella.

- Interesante – menciono divertido girándose para ir al cuarto de su pequeña a dormir un poco – si vas a prender la tv no muy alto por favor y si despierta Lottie juega con ella – le pidió al entrar a la habitación donde abrazo a su pequeña y busco cerrar sus ojos - “si tan solo supieras a quien tratas de seducir ¿lo seguirías intentando? porque si me enamoro de ti, no voy a dejarte ir, aunque tu padre se oponga”- pensó mientras se acomodaba y cerraba los ojos quedándose dormido un rato.

Por su parte Melissa igual sonrió de lado, ya que seguiría con sus propios planes y buscaría hacer que el doctor sea suyo y seguir ganándose a Lottie, ya que buscaría tenerlos para cumplir su propio deseo y si era necesario usar el poder que poseía su familia para protegerlos de cualquier cosa ya que aún no sabía quién trato de matarla, pero sabía que lo pagaría muy caro.

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