— ¿Waylon vendrá a verme? — Teo preguntó pasándose las manos por el cabello alborotado tratando de ponerlo en orden.
— Sí, claro, debe venir cerca, hablamos por teléfono hace un rato… — Girándose para ver la puerta y divisar la espalda de su esposo que se alejaba por el pasillo y volteaba en la esquina — ¿Qué?
— ¿Dijiste algo?
— Espera, ya vengo — Le dijo a su hermano pasando por un lado de la silla y viendo que Waylon había dejado las cosas ahí sin siquiera decirle nada.
La rubia salió de la habitación y apresuró el paso detrás de su esposo llamándolo con insistencia.
— Waylon… ¡Waylon! — Sin siquiera lograr que él se girara para verla.
El hombre escuchó la voz de su esposa y sintió como si mil dagas cortantes le atravesaran