Me pierdo en el temor

Amelia

La rutina empieza a hacerme sentir irritable. Sé que es por mi bien y el de mi bebe, pero no puedo evitar sentir que todo en esta habitación me causa molestia. Cada día es lo mismo, a las mismas horas pasa lo mismo cada día: revisión, comida, rehabilitación, salir a tomar el sol. Todo está cronométricamente programado y ya estoy harta, pero tengo que ser una mujer madura y soportar un poco más.

Al menos las cosas han estado bien, el equipo de seguridad solo pierde el tiempo afuera de mi puerta y Taylor, mi custodio femenino es un muro. No habla, no se mueve, no me mira a menos que sea necesario, y estoy casi segura de que ni siquiera respira. He intentado cientos de veces mantener una conversación con ella para distraerme, pero sus respuestas son monótonas y rutinarias.

Sebastián trata de estar el mayor tiempo posible aquí conmigo, pero entiendo que debe atender su trabajo. Por lo que, solo viene un rato por las noches y se queda hasta muy tarde, el pobre