Después de intercambiar besos y caricias en el sofá durante unos minutos, Matteo y Aurora deciden pedir comida y pasar la noche juntos.
— Un baño ahora sería perfecto. — Dice la pelirroja riendo.
— ¿Juntos? — Responde él con malicia y ella asiente. — Cabello de fuego, me estás quitando toda la cordura que me queda.
— Juro que no es mi intención. — Finge falsa inocencia.
— Chica, sabes que ahora eres completamente mía, ¿verdad? — Pregunta mientras se levanta del sofá sosteniéndola en su regazo.
— ¿Será que lo sé? — Provoca.
— Si quieres, puedo mostrarte que eres mía. — Dice en tono sugerente.
— Encantada. — Él la lleva al baño, la sienta en el lavabo y la ayuda a quitarse el vestido.
— Eres completamente perfecta. — Matteo habla mientras observa el cuerpo de la pelirroja cubierto solo por una braga de encaje negro. — El negro acaba de convertirse en mi color favorito, al igual que el azul de tus ojos. — Concluye mirando la inmensidad azul que le devuelve la mirada con la misma intensid