Xavier:
Contemplo a mi hermano con ojo crítico.No se le ve maltratado, ni desnutrido.Lo que me molesta es que parece un perro ahí, echado en el suelo todo el tiempo.
—¿ Eres feliz?- lo interrogo.
—Tan feliz como mis amos me permiten ser.
Arrugo el entrecejo.
—Marcos, escúchame, estás aquí en España. Estás a salvo. Ponte en pie hermano, no necesitas mantenerte arrodillado.
Él no responde, no se mueve. Es como si estuviese sordo.
—Es inútil, español.- se burla una juguetona voz a mis espaldas.
Me giro, y veo a Kilie, devolviéndome una amplia sonrisa.
—Marcos está entrenado para ser un perro fiel, callado y sumiso.
Ella se acerca, contoneándose, llega hasta mí hermano y lo rasca en la cabeza, despeinándolo, como si fuera un cachorro y no un ser humano.
Arrugo el entrecejo.
—¿Por qué lo tratan así?
Ella eleva sus arqueadas y perfectas cejas.
—Oh,¿el Don no te lo ha contado? Tu hermanito intentó asesinar a Rose, la esposa de Víktor. Esta es su penitencia, de lo contrario tendría que morir.