- Nunca se lo dije a nadie, Bárbara. Eres diferente a todas las mujeres que han pasado por mi vida.
- No soy diferente a cualquier mujer, Héctor.
- Eres hermosa, di lo que piensas. Eres “vida”, Bárbara Novaes... Vida que me llama, que me libera de todo concepto y prejuicio... Vida que me ciega... Vida que me mata.
- Tú... ¿Dijiste eso? Entrecerré los ojos, tratando de entender el significado de eso.
- Qué cojones... Yo... Ni siquiera sé lo que dije. Se pasó una mano por el pelo, un poco nervioso.
Me acerque y lo abrace:
- Gracias, Héctor.
- ¿Por lo que? - Preguntó.
- Por traerme de vuelta... de entre los muertos. Lo apreté fuertemente entre mis brazos.
- Lo repito, estamos jodidos, Bárbara.
Su boca fue a mi cuello y me hice otro chupetón.
- No entiendo por qué me haces esto... - Toqué la piel donde me la marcó.
- Porque no puedo resistirme a tu cuerpo... No puedo resistirme a ti... - Sus labios encontraron los míos nuevamente.
El beso de Heitor Casanova fue un camino sin retorno, una