52.
—Ahora es rey. Su madre debe estar orgullosa de su trabajo —comentó Serena con una leve sonrisa.
—Murió hace algunos años… y la verdad es que solo soy rey por linaje. Mis consejeros no me son leales —respondió Karim con franqueza.
Serena no sabía mucho de política, pero comenzaba a sentirse cómoda hablando con él.
—Debe ser difícil…
—¿Qué cosa? —preguntó él, sorprendido por su comentario.
—Parece que está bajo una enorme presión al tratar de cumplir con todas las expectativas que tienen sobre usted. Imagino que debe ser muy duro esforzarse tanto y saber que, aun así, no lo reconocen.
Las palabras de Serena hicieron que Karim bajara la guardia. Hacía mucho que no se sentía tan vulnerable. Se recargó en el balcón, observando la ciudad. Estaba agotado por intentar cumplir con lo que el mundo esperaba de él, tratando de levantar un reino al borde del colapso.
—Están planeando matarme —confesó, sumido en sus pensamientos.
—¿Quién? —preguntó ella, sobresaltada.
—Mis consejeros. Sé que tienen