Capítulo 38. Una pesadilla

Aiden Baker

Las luces golpeaban mi rostro. Mi respiración empezaba agitarse de nuevo, la ansiedad, el pánico me invadieron. Lo único que quería era entender por qué la vida me trata así, ¿Por qué me ha quitado lo más hermoso que he tenido en mi vida?

—¿Hijo? —la voz de mi madre era susurrante, sentí como apretó mi brazo para llamar mi atención.

Me senté bruscamente en el sillón. Todos estaban dormidos en la misma sala de espera. Arrugué mi entrecejo. La respiración se agitaba aún más y recordé las palabras de Benjamín.

—Madre...—las lágrimas empezaban a enfilar para soltar el dolor que se estaba arremolinando en mi pecho y garganta.

—Tranquilo. Charlotte aún sigue en la operación....

Me quedé estupefacto.

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