—¿Qué quieres decir con que no puedo entrar allí? —inquirió Charles casi enojado.
—Cálmate, Charles. Esta es una sesión para el Juez con la pareja y sus abogados. No se permite la entrada a nadie más".
—¿En serio? Charles suspiró profundamente mientras sus ojos se posaban en Isabella, que volvía del baño. Aunque estaba vestida con confianza con un bonito vestido negro lápiz, parecía tan estresada que aún no había ido a la primera audiencia.
Y él sabía tan bien que no sería fácil allí.
Richard le dio unos golpecitos suaves y le dijo: —Yo me encargaré de todo, Charles. Me aseguraré de ello".
Miró a los ojos a su viejo amigo y abogado. "No quiero que se lastime. Has oído hablar a Gabriel, hará cualquier cosa para tenerla de vuelta y... La idea de que ella estuviera cerca de ese monstruo... lo enfureció.
Richard dijo: "Sé lo mucho que Isabella significa para ti. Te prometo que no dejaré que se acerque ni un centímetro a ella.
—Bien —fue la firme respuesta de Charles, con los ojos todavía