Capítulo 75. Un hombre decidido
El camino de la escuela a la casa era corto. Elena siempre lo hacía a pie con sus hijos, pero ese pequeño trayecto fue suficiente para que el mal humor de Iván volara hasta la estratósfera.
—¿Cómo es posible que puedas amenazar a un policía y no termines preso por eso? —indagó Joander aplicando a la pregunta un tono de voz que a Iván le pareció burlesco.
Él apretó las manos en el volante y observó con los ojos entrecerrados al primo a través del retrovisor.
—Pensé que habías vuelto a Colombia —fue su respuesta. Joander delineó una sonrisa vanidosa en su rostro y miró la cabeza de Elena que se mantenía rígida en el asiento frente a él, angustiada por la pérdida de sus hijos.
—Tuve un imprevisto.
En silencio llegaron a la casa, bajaron del vehículo y entraron en la sala. Elena estaba inquieta, aunque había logrado que Ivana se durmiera entre sus brazos.
—¿Qué vas a hacer? —averiguó en dirección a su esposo.
—Ve y busca las cosas de Ivana, las dejaré con Antonio.
Ella lo miró ansiosa, es