El aire cálido de Grecia los envolvió cuando aterrizaron en el aeropuerto de Atenas, un contraste con la frescura del avión en el que habían viajado. Amara respiró profundamente, sintiendo la nueva vida que se abría ante ella. Grecia, con su historia, su belleza y el amor que compartía con Dimitrios, la esperaba.
Dimitrios la miró de reojo mientras recogían su equipaje, sonriendo de forma cálida y protectora, como si ya supiera lo que pensaba. Había sido un viaje largo, lleno de emociones encontradas, pero ahora, al estar finalmente en su tierra, todo parecía más real. Grecia era el lugar donde podrían construir su futuro.
El trayecto hacia su apartamento fue breve, pero lleno de pequeñas miradas cómplices y sonrisas. El camino serpenteaba por las calles de la ciudad, pasando por los antiguos edificios de piedra y las plazas llenas de vida. Amara estaba completamente fascinada por todo lo nuevo que veía, pero había algo más que la envolvía: la proximidad de Dimitrios, que parecía más c