Ladrones

El camino se hacia cada vez más largo para Arthur y esto de alguna manera lo preocupaba de lo que les podría esperar en tierras tan lejanas. Esta era su oportunidad para seguir aprendiendo y ser los mejores con sus respectivos dones para ayudar el rey, o eso era lo que todo el mundo pensaba de ellos o incluso el mismo rey pero todo lo que podía esperar Arthur de este viaje era poder mejorar para si mismo y para nadie más.

Sus dones siempre habían estado mucho más atrasados que el resto, algunos maestros era buenos con el y le decían que esto se trataba a que el tenía más complicaciones para aprender que el resto, mientras que había otros maestros que simplemente le decían que solo era incompetente que no era digno de servirle al rey. Claro que esto le había afectado cuando era más pequeño pero al pasar de los años pudo desarrollar con el tiempo una especie de coraza que le ayudaba a ignorar aquellos malos comentarios.

Su vida era un poco extraña ya que tenía el favoritismo del rey por sus increíbles dones según los otros niños y por esta razón estos se alejaban de él pero por otro lado sus dones no eran ni de cerca de ser tan buenos como el de los demás, siempre se sentía frustrado con esto pero no había manera de mejorar por su cuenta ya que el lo intentaba desde el fondo de su corazón pero aún así no era ni de cerca tan bueno como los otros. Así que sin quererlo tenía a los demás niños pensando que gozaba de una gran vida gracias al rey cuando en realidad no era de esa manera pero ya no habría manera de cambiar esto, ya no.

Sus pensamientos tuvieron que parar de repente solo porque el carruaje que lo llevaba en ese momento se había detenido de repente.

—Oye tu, sal en este momento.

Arthur estaba a punto de hacer lo que había escuchado de uno de los guardias cuando de repente escuchó algo golpear el carruaje muy fuerte. Se había asustado ya que se suponía que todo debería de estar tranquilo por el momento pero no fue de al parecer era de aquella manera.

Trató de escuchar lo más que pudiera para poder estar al tanto de lo que ocurría afuera pero no lograba escuchar nada fuera de lo común, escuchaba al caballo o los grillos de afuera pero no escuchaba nada más.

—¡TODOS SALGAN AHORA MISMO!

Todo había pasado demasiado rápido pero no podía pensar que fuera culpa de alguno de los guardias.

Luego de que había escuchado a alguien gritando de aquella manera tan obstinada, una mano muy brusca y de alguna manera muy grande lo había jalado de uno de sus brazos.

No estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando pero una vez que había estado afuera del carruaje, entendió al instante. Eran bandidos.

Estos eran muy grandes y tenían sus caras completamente cubiertas por lo que Arthur no tenía forma alguna de saber si estos eran humanos normales o alguna criatura mágica, lo que si había podido ver fue como cada uno de esos hombres sacaba a los demás niños de cada carruaje para luego dejarlos a todos en un solo lugar.

En aquel momento cada uno de ellos estaba acompañado con su respectivo compañero de dones y como siempre Arthur estaba solo, pero no tenía ni el más mínimo miedo en su corazón en aquel momento.

—Seré muy claro con ustedes niños ricos, viajan en carruajes que solo salen del castillo del rey así que deben ser muy importantes pero como estamos de humor hoy, solo nos darán todo lo que tengan de valor y luego los dejaremos libres.

Arthur en aquel momento lo primero que había querido hacer era reírse de la situación ya que lo más costoso que tenía con el en aquel momento se trataba de su túnica o sus libros, pero más allá se eso no tenía nada que pudiera darles a aquellos hombres.

El hombre que estaba hablando justo al frente de todo el grupo que habían bajado de los carruajes, se había acercado a otro de los carruajes a revisarlo.

Todos en aquel momento estaban como si esto fuera otra experiencia más del viaje o algo así, ya que Arthur no podía sentir nada de miedo en sus corazones, y este era otro de sus dones tampoco tan bien desarrollados.

Los maestros que había tenido anteriormente le había enseñado que los magos por naturaleza tenían un sinfín de dones para su completa disposición si estos lograban desarrollarlos como se debía pero claro estaba que el no era como los otros magos, a pesar de ser muy bueno no era perfecto y sus dones siempre vacilaban a la hora de necesitarlos o cuando tenía que usarlos para que los maestros evaluaran como había progresado en sus clases.

Así que en aquel momento si se lo proponía muy en serio y se esforzaba en los corazones de sus otros compañeros podía ver los sentimientos en estos. No era tan claro aún ya que eso era lo más lejos que podía llegar pero aún así podía ver como estos solo estaban cansados o incluso aburridos de la situación.

—¿Dónde está el oro? Si te sigues haciendo el listo conmigo me importará un bledo si eres un niño, te golpeare hasta que no recuerdes tu nombre.

Arthur pensó que aquel bandido no sabía a lo que se estaba enfrentando ya que hablaba con el mismísimo Cassian mientras que este solo estaba aburrido con la situación.

Había visto el mismo los entrenamientos de Cassian algunas veces que se escapaba de sus propias lecciones diarias y a pesar de que aún no sabia exactamente cuales eran sus dones, sabia que este era muy fuerte al igual que lo era de rápido. Este podría fácilmente quitarle la espada con la que el bandido lo amenazaba en un abrir y cerrar de ojos pero el solo podía observar de lejos mientras que Cassian perdía la paciencia.

Al voltear la mirada y buscar a los guardias notó como estos estaban en el suelo sin vida alguna en el rostro, por lo que ahora simplemente eran ellos contra los bandidos, no era demasiado para ellos pero de igual manera no sabría comparar los entrenamientos en el castillo con algo así en la vida real.

—Oye niño si no hablas justo ahora juro que voy a matarte, ¡Ustedes! Revisen a los demás.

El hombre que parecía estar al cargo le había ordenado a los demás que revisaran al resto de ellos por los que se asustó enseguida.

Estos hombres de tan solo verlo se darían cuenta de que era un mago y quien sabe lo que harían con el ya que los magos eran los seres más poderos, estos eran envidiados y adorados de la misma manera así que estos hombres podrían quererlo para ellos mismos.

En aquel momento tenía su capa junto a una capucha que ocultaba su cabello blando pero sus ojos también podrían delatarlo así que tendría que tener cuidado.

Los otros podrían estar fácilmente tranquilos ya que ellos podrían defenderse si llegaran a necesitarlo pero Arthur no. Arthur solo recibía entrenamiento mental, si es que se puede llamar de esa manera ya que mientras que los otros entrenaban afuera, siendo preparados para cualquier tipo de situaciones el era entrenado para otros propósitos además de que esta era la primera vez que tendría que enfrentarse a alguien por lo que no podía tener la misma confianza que tenía Cassian, por ejemplo.

En aquel momento los demás estaban ocupados revisando los carruajes pero cuando estos terminaron de alejarse de estos, llegaron enseguida a donde estaban los demás y pudo ver como uno de ellos se aproximaba rápidamente hasta estar justo al frente de él.

—Eres bastante tímida ¿No lo crees? Déjame verte mejor ¿Si?

Arthur no sabía por qué lo estaba confundido con una chica ya que estaba totalmente cubierto por su túnica y su capa pero este de igual manera lo hacía.

No podía dejar que este notara alguna de sus facciones físicas o todo sería un caos después, no sabia que era lo que le podía esperara a un mago como el si era llevado por bandidos pero sabia perfectamente que nada bueno por lo que mientras que el bandido seguía hablando muy cerca de él, este seguía con la mirada completamente fija en el suelo mientras este seguía tocando por todas partes revisando si tenía alguna cosa encima.

Mientras que se dejaba tocar de aquella manera y con completo asco por aquello, había visto enseguida como ramas se enredaban a los pies de este chico que seguía muy entretenido buscando en su cuerpo.

Sabia perfectamente que aquello era por Gianna y Evet que de alguna forma habían cambiado el color de su cabello para que los bandidos no pudieran ver sus verdaderas identidades, algo que no podía hacer Arthur claramente por su falta de aprendizaje sobre camuflaje.

En aquel momento pudo observar como a los pies de casa uno de esos hombres se iban enredando ramas muy finas mientras que estos seguían buscando algo que claramente no existía.

—Ustedes niños extraños no crean que no sabemos de dónde vienen, vienen del palacio y visten ropas finas. Deben tener mucho oro con ustedes encima y si no hablan ahora mismo me iré encargando de cada uno hasta que me digan dónde está el oro.

Aquello podría ser un poco divertido ya que el Rey Beltrán jamás lo enviaría con algo de oro a ningún lugar, ya que a pesar de darles todo dentro del palacio no era mucho más amable con ellos fuera de esto.

—Hueles muy bien, apuesto de que eres muy hermosa. Creo que me tomaré mi tiempo contigo. ¡Jefe! Iré un momento a divertirme por allá atrás con esta hermosura.

Arthur enseguida había sentido pánico de lo que podría hacer este con el si no hacía algo justo ahora pero cuando busco algo de ayuda en los otros chicos, estos solo habían ignorado por completo su mirada de auxilio.

No podía creer que esto fuera de esta manera ya que ninguno de ellos había tenido la mínima intención de hacer algo para ayudarlo y sin poder creerlo del todo, el hombre había sostenido su mano firmemente para llevárselo a muy lejos de los demás.

Mientras caminaban apresuradamente por aquel hombre, Arthur estaba en completo pánico mientras que no sabía lo que tenía que hacer. Estaba entrando en pánico y simplemente no supo que hacer, podía hacer algo con alguno de sus dones y luego salir corriendo pero no había podido pensar en nada, todo lo que pasaba por su cabeza era encontrar la manera de que este no viera su apariencia pero por lo visto sería imposible.

Al llegar a un lugar lo suficientemente alejado para no poder ver o escuchar a los demás, el hombre frente a él enseguida había querido ver su rostro pero Arthur no dejaba que lo hiciera ya que no dejaba que este quitara su túnica.

—Oye lindura sino dejas de comportarte de esta manera me veré en la obligación de usar la fuerza y tu no quieres eso hermosa.

Arthur no dejaba de pensar que estaría en problemas si este lograba ver su apariencia y no hacía nada para defenderse de alguna manera, aquello estaba siendo un caos en su cabeza cuando este de repente había jalado su capucha hasta ver su cara por completo.

—¿Pero que? Que diablos, eres un chico y uno muy valioso no puedo creer que te lo guardaste para ti solo. No puedo esperar a que los demás se enteren de esto.

Así mismo como lo había llevado a este lugar alejado del resto rápidamente también lo había obligado a ir hasta donde estaba el resto de un momento a otro sin poder esperarlo.

Arthur sabía perfectamente que tenía que encontrar la manera de detenerlo y luego huir como fuera posible y no volver jamás, hubiera sido un gran plan si fuera cualquiera de los otros chicos pero era Arthur, el chico menos llamativo de todos ellos y que no lograría hacer nada por su cuenta.

Era decepcionante y frustrante consigo mismo pero no podía pedirse más de lo que podía manejar, prácticamente toda su vida lo había hecho para complacer al Rey pero aun así lo había hecho dentro de los muros del palacio donde estaba completamente seguro de que nada le pasaría, no delante de un ladrón que podría simplemente matarlo o algo peor.

Este siguió todo el camino hasta llegar donde estaban los demás pero Arthur pudo sentir enseguida que algo no iba bien cuando apenas habían visto los carruajes.

—Hey chicos no van a poder creer lo que encontré, esto es incluso mejor que oro.

El ladrón que seguía sosteniéndolo fuertemente de uno de sus brazos había parado enseguida el paso cuando notó que no había absolutamente nadie en aquel lugar.

—¿Qué carajos?

Lo que siguió fue aun más rápido de lo que pudo ver, ya que en un instante Cassian había salido de algún lugar para luego matar a aquel tipo sin ningún rastro de piedad por parte de este. Sabia que este no merecía ninguna clase de piedad pero aún así no podía dejar de pensar que Cassian era absolutamente hablando algo como aquello para ser su primera vez pero luego de ver aquella escena pensó si sería realmente la primera ves de este haciendo algo como aquello.

Luego de que había pasado aquello pudo notar como lo demás llegaban enseguida de nuevo.

—Seria de alguna ayuda si haces algo para la próxima, idiota.

Cassian le habla dirigido la peor de las miradas luego de decirle aquello mientras que los demás simplemente no habían prestado absoluta atención.

—¿Qué haremos ahora? ¿Podremos llegar por nuestra cuenta?

Aquella era una gran oportunidad para irse y escaparse de todo aquello y se la vida que había llevado hasta ahora, no es que de alguna forma no estuviera agradecido con la vida que tenía ya que sabia perfectamente que afuera del palacio había incluso personas viviendo en peores condiciones de lo que nunca podría imaginar pero aún así, sabia que su presencia en aquel palacio solo era para la conveniencia del rey de alguna manera así que no estaba seguro de si quería vivir su vida de esta manera el resto de su vida.

Octavia seguía hablando con Cassian mientras que el resto separaba los caballos de los carruajes para poder montarlos después, Arthur estaba simplemente de pie esperando a que los demás decidieran algo por su cuenta pero había notado enseguida que estos tenían el plan de seguir con el camino hasta llegar al lugar a donde estaban yendo.

No sabia si de alguna manera estos pensaban igual que el o estaban perfectamente estando junto al rey de alguna manera pero solo con notar que estos regresarían al lugar donde el Rey podía manejar sus vidas como antes y ser libres de alguna manera pero estos no tenían la intención de escapar, así que el tampoco lo haría.

—Los guardias tenían el mapa del lugar a donde vamos, Gianna y Evet guiaran el camino, el resto solo sigan el camino y tengan mucho cuidado con los alrededores, podrían a ver muchos más bandidos por aquí.

Aquellas palabras eran de Cassian quien en aquel momento parecía ser un líder perfecto en todo lo que decía o hablaba. Arthur estaba seguro de que jamás podría ser ni un poco parecido a él y que jamás tendría su valentía a pesar de que este no parecía gustarle demasiado la gente que su alrededor.

—Arthur quiero hablar contigo, ven.

Arthur quería todo menos hablar con Cassian ya que su primera conversación hace no tanto había sido de lo peor por lo que estaba muy en contra de hablar con el, pero solo con el tono de voz que le había pedido hablar con el justo en ese momento, sabia que no debido llevarle la contraria de ninguna forma a menos de que quisiera empezar una pelea justo ahora.

Aún después de pensar todo lo intimidado que sentía junto a Cassian, había decido hablar con el. Solo por no tener problemas después.

—¿Qué fue lo de recién? No sé que tienes en la cabeza o por qué el rey te trata tan diferente cuando eres el peor y las más cobarde aquí, podía oler tu miedo desde aquí cuando ese imbécil te llevo con el. Se supone que eres un mago, no dejes que algo así vuelva a ocurrir.

Cassian había suspirando para luego seguir hablando en tono de voz mucho más bajo que el de antes.

—No se que fue lo que te paso o por qué no te defendiste de ninguna manera, pero a la próxima hazlo. No te atrevas a morir cuando no hay nadie nuestro alrededor que pueda confirmar que no fuimos nosotros ¿entiendes?

Ahora Arthur podía entender un poco mejor toda aquella situación, este solo no podía permitir que el favorito del Rey se muera y menos si estaban tan lejos del palacio. Aquello solo sería la ruina para todo ellos de alguna manera pero de igual forma no podía dejar de pensar que de alguna manera esto era muy triste.

Mientras que los demás se habían cuidado entre sí, solo habían dejado a su suerte a él mientras que estaba completamente solo.

No podía esperar un cambio en el trato de ellos hacia el ya que era un gran problema para ellos cambiar su manera de ser con alguien al que habían excluido desde hace mucho tiempo, solo haría lo que pedía Cassian y haría nada que pudiera molestarle.

—Lo siento. Tratare de ya no hacerlo.

Luego de que Cassian había escuchado sus palabras simplemente lo había ignorado al siguiente segundo solo para volver a donde había estado antes para luego tomar uno de los caballos y montarlo.

Arthur no quería quedarse atrás de ninguna manera por lo que también había montado uno de los caballos para luego seguir adelante.

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