Sebastian no estaba demasiado sorprendido. Después de que su padre se fue de su casa, había ido al cementerio. Incluso estaba lloviendo ese día. Hacía tanto frío y él era tan viejo. Habría sido extraño si no se hubiera enfermado.

"Entiendo". Sebastian luego preguntó: "¿Has llamado al doctor?".

"Sí, ya se le ha ido la fiebre. Es solo que él…", dijo la ama de llaves.

"¿Qué ocurre?", preguntó Sebastian.

"El Amo Ford ha estado llamando a Aino y su hermano menor. A veces también llamaba al otro joven amo, Holden. Tengo miedo de que esté delirando…".

Sebastian estaba atónito. Su madrastra Rose tenía una mente clara y no estaba loca, pero Sebastian la había enviado a un hospital psiquiátrico. Sin embargo, ¿acaso su padre realmente se habría vuelto loco? Él inmediatamente corrió a la habitación de su padre. Una vez entró por la puerta, escuchó a su padre llamar: "Holden, Holden, te he fallado. Aino, mi pequeña nieta, quiero verte y quiero ver a tu hermano menor. Mi Aino…", sollozó él.