Igor Smith
No sólo estaba llegando toda esa gente cerca del lugar, ¡no podía quedarme de brazos cruzados y dejar a Luana a su suerte! Si soy el padre, debería asumir lo que hice, todavía me miraban con caras de asombro, y no sé quién de ellos estaba más asustado allí.
- ¿Qué hacéis aquí? - preguntó Luana, con las cejas ligeramente enarcadas.
- Yo... es que... - ¡Ni siquiera sabía qué decir! ¿Dirías que he venido a destruir archivos comprometedores entre Luana y yo? ¿En los que ambos estábamos desnudos y, sin embargo, sus familiares nos amenazaban por querer divulgarlos? ¿Cómo explicaría eso?
Y, además, ¿cómo le explicaría a Luana que até a dos de sus familiares en aquella casa y ni siquiera sabía si habían sido liberados o no? Sencillamente, ¡no sabía qué decir! Y entonces las cosas se me complicaron, porque su madre me miró con una cara mucho más fea de la que ya tenía y me sentí amenazado.
- ¿Quién eres tú? ¿Por qué has entrado en nuestra casa? - preguntó ell