CAPÍTULO 69
Igor Smith
No puedo creer que aceptara darme otra oportunidad. Quería robármela y llevármela enseguida a mi casa, o podría ser al hotel en el que me hospedo, pero me muero de ganas de volver a estar con ella.
Después de pasar un buen rato en la heladería, pedir nuestros helados y hablar mucho, volvimos al coche, y antes de que se subiera, la cogí por la cintura, y apoyé mi cuerpo contra el suyo.
Estábamos muy cerca el uno del otro, y es la primera vez que me siento tan bien a su lado, en todas las otras veces que estuvimos juntos, parecía que algo estaba mal o forzado, y ahora no es así... No tengo prisa, y ella tampoco, y en lo único que pienso ahora, es en atacar esa preciosa boca suya, que aún está rosada con los restos de pintalabios.
- ¿Qué estás haciendo? - dijo jadeando.
- ¡Nada! ¡Sólo te echo de menos! Déjame abrazarte y sentir tu cuerpo tan cerca? - Yo ya apoyaba mi cara y mi barba dibujada en su cuello.
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