Estaba sentada en la arena de la playa justo a la orilla en el punto perfecto donde no me ahogo cuando las olas vienen hasta la orilla.
-Jane, por Dios. ¿De verdad no piensas entrar más allá de la orilla al agua?
-No. No me moveré de este lugar.
-¿Y si yo te llevo en mi espalda?
Mire a Jared, él estaba frente a mi sentado en la orilla aún con su cola de pez.
-¿Cómo es que estás sentado?
-Es una cola de pez, significa que está articulada. No es una cola toda tiesa.
-Sí ya me quedo claro, cola de pez.
-¿Vienes entonces?
-De acuerdo.
Jared se puso de espaldas frente a mi.
-Vamos úsame como si fuera un flotador.
No sé si te comenté o no, pero tengo una imaginación muy activa, no me cuesta nada imaginarme cosas y en este caso eso es imaginarme a Jared como un flotador de sirenito, te esos que venden en las tiendas de las piscinas para que los niños no se hundan, esa imagen no se me va a ir de la cabeza en mucho tiempo.
-¿Qué fantaseas, Jane?
-Te imagine como un flotador infantil de esos qu