Casada con el rey de la mafia
Casada con el rey de la mafia
Por: Marian.C.
PROLOGO

Elijah lavaba sus manos tintadas de rojo, mientras que en su rostro se podía ver el enojo, cuando él estaba así de furioso era mejor dejarlo solo y que se le pasara todo rastro de amargura, pero esta vez no lo iba a dejar pasar.

— ¿Estás bien? — Le pregunto mientras me recuesto en el marco de la puerta. 

— Largate de aquí Alicia. — Ruge mientras que me mira a través del espejo. 

— Bueno… estás utilizando el baño y necesito usarlo.

— Hay 5 más dentro de la discoteca Alicia, no me jodas aún más la puta noche. — Bramo enojado. Pero no me moví y eso lo molesto. — ¡Lárgate! 

No me moví ni un centímetro a pesar de estar muriendome del miedo. Elijah tiene un carácter fuerte que lo convierte en una persona determinada, no sé que hizo para estar embarrado hasta los antebrazos de un líquido rojo. 

— ¿La otra persona quedó peor?  — Bromeo.

Elijah cierra la llave del lavamanos, toma una toalla de papel y comienza a secarlas, para luego girarse y verme con sus característicos ojos fríos y sin sentimientos. 

— ¿Quieres saber qué le pasó al otro? — Se acerca a mi, tanto que nuestras respiraciones se chocan.

Su aroma a menta y madera inundó mis fosas nasales embriagandome por completo. 

—Si. — Solo alcanzo a susurrar.

— Lo asesiné, porque te vio, sintió lujuria por ti, lo vi acomodarse la verga cuando le sonreiste, y eso me volvió malditamente loco Alicia.

Aquella confesión me dejó muda, y con el cuerpo completamente tembloroso, y es que Elijah lucía como un toro rabioso cuando le pinchan el lomo, lo que me hizo realmente mirar en retrospectiva a su petición. 

Elijah se inclina un poco más hacia delante rozando nuestros labios.

— Acepta mi propuesta Alicia. — susurra. — Serás mi reina, y la reina de todo esto y muchas cosas más. 

Analizo cada parte de su rostro y justo en su mejilla había rastro de sangre, levanto mi mano y la paso por su mejilla limpiandola. Elijah cierra sus ojos al sentir mi tacto. 

— Es la primera vez que le ruego a alguien Alicia, me vuelves malditamente loco y es que te metiste en tan poco tiempo dentro de mi sistema que no he logrado sacarte. Y si te niegas te secuestrare y te enclaustrare para que nadie más te vea, y seré el único que podrá admirar tu belleza. 

Para este punto mis labios se encuentran entreabiertos y con ganas de probar los suyos de una vez por todas. 

— Se la madre de mi hijo Alicia. — Siguió. — Prometo cuidarte, hacerme cargo de todo, dejame ser el hombre que necesitas en tu vida, yo…

Lo interrumpo estampando mis labios con los suyos, ambos soltamos un gran suspiro, porque después de todo es lo que ambos queríamos desde ya hace un tiempo. Sus manos vuelan a mi cintura directamente para pegarme más a su cuerpo y poder sentirlo en todo su esplendor. 

Poco a poco nos separamos juntando nuestras frentes.

— ¿Eso es un si?

No sé, si me arrepentiré de esta decisión, pero no puedo resistirme a él.

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