Me remuevo en mi cama buscando la forma más cómoda de dormir, pero era casi que imposible, tengo un fuerte dolor abdominal que no me deja descansar con tranquilidad.
— ¿Qué pasa? — Escucho la voz grave y adormilada de Elijah a mi lado.
— Me siento mal. — Respondo frustrada. — Abrázame por favor.
Siento cómo los brazos fuertes de Elijah me envuelven, pero justo cuando me aprieta para pegarme a su cuerpo, unas fuertes e incesantes ganas de vomitar me invaden. En un instante, mi cuerpo reacciona violentamente, y a la velocidad del rayo, me levanto corriendo para ir al baño y soltar todo.
Dios... siento cómo toda mi bilis sube hasta salir fuera de mi boca. Odio sentirme enferma, porque no puedo hacer las cosas como normalmente las hago, y llego a lucir como un zombie. La debilidad y la incomodidad me envuelven mientras enfrento la realidad de mi malestar.
Siento las manos reconfortantes de Elijah colocarse sobre mi espalda, y comienza a acariciarme. Esa simple acción tiene un efecto tr