31. Comienzan a caer las caretas
Amber lo miraba esperando respuesta de Liam quién tenía cara de poker y su paciencia en descenso.
— … El recuerdo de que tú y yo nos besamos, ¿También es mentira?, ¿Si o no?
— Eso sí es verdad— , pero como Liam no contuvo la risa ella lo tomó como una broma.
— Lo sabia, de ser cierto estoy seguro que te estaría riendo de mí y me tomarias el pelo— , pero como Liam no contuvo la risa ella lo tomó como una broma.
— Nunca se sabe Amber, nunca se sabe.
Caminaron uno al lado del otro a la luz de la luna, hablaron de sus padres y de lo amados que se sintieron desde niños
— Sabes, siempre la gente tiene un prejuicio de que si eres hijo de personas acomodadas económicamente, creces con un montón de traumas y situaciones a superar y en mi caso no fue para nada de esa manera.
— ¿A qué te refieres?
— Mi vida fue de lo más normalito y aburrido, sin altibajos, ni rebeldía, nunca fui a un psicólogo.
— De hecho yo si fui al psicólogo, no es que esté loca ni nada ¿no?
— Por supuesto, nada que