—Quiero una hija— de repente confesó Mateo, viendo el espectáculo con emoción, por el hecho de que le parecía hermoso todo aquello, aunque fuera doloroso para Aslan.
—Dudo mucho que la amiga de mi esposa quiera ser la madre de tus hijos, no ves que te aborrece y encima tú dejas que los nervios te