Cerré los ojos cuando escuché la voz de la loca que tengo como esposa, que no sé cuándo está arrepentida o cuando anda en modo víbora venenosa.
Me volteé. — Pides excusa y no pasa nada para que vuelvas a tomar tu actitud de lunática.
Ella sonrió como si yo le dijera un cumplido y por más que lo evi