—Oye, quería comentarte que Hank y yo vamos a inscribir nuestra boda y recogeremos nuestro acta matrimonial en el Día de San Valentín del mes entrante.

—Pues, felicidades, señora Jessica.—Liberty se mantuvo tranquila y dijo.

Felicidades a Jessica Yates por lanzarse a la fosa de la familia Brown.

—Hoy es fin de semana, apenas me estoy desperezando y Hank ya tiene listo el desayuno. Oí que durante los tres largos años de tu matrimonio, siempre fuiste tú la que se echaba la soga al hombro cocinándole a Hank. Apuesto a que nunca probaste sus dotes culinarios.

Liberty no quería seguir escuchando las provocaciones de Jessica Yates, así que colgó el teléfono.

—Hermana, ¿es esa mujer de apellido Yates?

—Sí, esa misma, está más loca que una cabra. Ya me divorcié de Hank Brown, les hice el paro, y aún así me habla. Tiene el descaro de decir que quiere agregarme en el WhatsApp, solo para restregarme en la cara lo feliz que es con Hank Brown todos los días, como si quisiera sacarme de quicio.

—¿Po