Capítulo 92: Un mutuo amor.
Esa noche en Los Ángeles, la brisa marina acariciaba el rostro del CEO, Franklin Robinson, mientras bajaba de la limusina, frente a la marina. Era una noche clara, con un cielo estrellado que brillaba sobre la ciudad.
El yate que los esperaba era enorme y lujoso, con un color blanco brillante y detalles dorados. Tenía varios niveles, un jacuzzi en la cubierta y una terraza que ofrecía una vista maravillosa del horizonte.
Franklin, observaba el yate con una mezcla de orgullo y molestia. Desde que había estado en su silla de ruedas tras la operación, se sentía limitado, pero el amor de su esposa, Emily, lo llenaba de energía.
Emily, lucía un elegante vestido azul marino que resaltaba su figura y sus ojos azules. Ella llevaba el cabello pelirrojo suelto, dejando que el viento jugara con él mientras caminaba a su lado.
Al abordar el yate, la atmósfera se volvía más relajante. La cena estaba dispuesta en una mesa bien decorada, con velas que parpadeaban suavemente y una música suave