La idea de David era bastante simple: dado que ya había perdido la oportunidad en su momento, lamentarse ahora no serviría de nada. En lugar de permitir que Silvia sufriera aquí, podría ser mejor separarse temporalmente, quizá así ella podría superarlo poco a poco.
Silvia bajó la cabeza, y un destello de resentimiento cruzó sus ojos. Había llorado, en parte, por la emoción genuina y, en parte, con la esperanza de que David se ablandara y ofreciera ayudarla.
Para su sorpresa, él sugirió que Lucas la enviara de regreso a su país de origen. Silvia sabía que, una vez que volviera, probablemente no tendría la oportunidad de regresar.
Además, Isabel también se sentiría decepcionada. Entonces, realmente estaría sola y sin ayuda, sin ningún recurso.
—No, te suplico que no le hables de esto a Sr. Lucas. No quiero que me desprecie...
Silvia rápidamente secó sus lágrimas y miró a David con súplica.
—Pediré unos días de vacaciones, y me tranquilizaré por mí misma.
David inicialmente quería persuad