Capítulo 850
Lucas dejó lo que tenía en las manos y miró la cara de Ana, hinchada como un tomate maduro, fingiendo no entender nada: —Tu cara está tan roja de repente, y no hace mucho calor aquí, solo estoy explicando la situación, ¿acaso estás imaginando cosas extrañas...?

Lucas se acercó lentamente y sopló en el oído de Ana.

Con ese gesto de él, una sensación de entumecimiento y hormigueo se encendió en todo el cuerpo de Ana, como si una corriente eléctrica fluyera a través de su cuerpo.

Ana casi se cayó de la silla, pero Lucas, con reflejos rápidos, la agarró por la cintura y la apretó contra él, evitando que cayera al suelo.

Pero esta posición hizo que los cuerpos de los dos estuvieran apretados el uno contra el otro, y Ana pudo sentir claramente el latido fuerte y estable del hombre, oler su aroma, y en su cabeza resonó como si de nuevo escuchara su resuello profundo.

Ana sintió que su mente, ya confusa como un montón de cemento, se volvía aún más difícil de comprender.

Lucas, con los ojos ent
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