Los ojos de Ana se enfriaron un poco, ¿llamar a la policía, eh?, pensó con la conciencia tranquila, ¿qué había que temer?
—Está bien, ya que lo has dicho, llamemos a la policía...
Diciendo esto, Ana sacó su teléfono móvil, preparándose para llamar a la policía. Si llegaban, seguramente podrían descubrir la verdad y limpiar su nombre.
La dependienta, al ver que Ana realmente iba a llamar a la policía, sintió un miedo interno, pero no lo demostró en su rostro.
—Si vas a llamar a la policía, ¡no estorbes en nuestra tienda, vete, vete ya!
Diciendo esto, ella se atrevió a ponerle las manos encima a Ana y a Jose, intentando echarlos.
Ana estaba llamando por teléfono y no estaba preparada para su acción. La vendedora la empujó, haciendo que Ana perdiera el equilibrio y cayera hacia atrás...
¡Qué desastre!
Ana se alarmó en su interior, "parece que detrás de mí hay un perchero, si caigo, va a doler mucho. Si caigo de esta manera frente a Jose, no tendré ninguna dignidad como madre..."
Tales pen