—¿Ha pasado algo? —preguntó Ana con delicadeza, y no pudo evitar pensar masoquistamente, "¿Será que la situación de Silvia está mal y eso es lo que le entristece tanto?"
—No, todo está bien.
La voz de Lucas sonaba apagada, así que Ana no indagó más. Ambos sostenían sus teléfonos, escuchando el silencio y la respiración serena del otro. Por un momento, parecía que habían olvidado las discusiones y desacuerdos recientes.
Aunque ninguno habló, ese silencio proporcionó a Ana y Lucas una paz espiritual.
Después de no saber cuánto tiempo, alguien tocó a la puerta de la oficina de Lucas.
—Sr. Lucas, tienes una reunión a continuación...
—De acuerdo, enseguida voy —Lucas asintió y entonces escuchó la voz de Ana a través del teléfono—. Si tienes que ir a una reunión, ve rápido.
—Bien, te recogeré esta noche —dijo Lucas, y sin esperar la respuesta de Ana, colgó.
Le preocupaba que Ana pudiera rechazarlo. Luego, se rio para sí mismo. ¿Desde cuándo se había vuelto tan tímido?
Sabiendo que Lucas vend