Laila Carter
Maximiliano y yo caminamos hacia la mansión tomados de la mano la luz de la luna alumbraba Nuestro camino y yo no me podía sentir más feliz.
El día había pasado bastante rápido pero tenía que admitir que había sido bastante provechoso para nosotros. Al entrar a la mansión caminamos directamente hacia el comedor moría de hambre supongo que es porque no había almorzado pero había desayunado muy bien y ya casi era hora de la cena, no podía seguir alimentándome de esa manera tenía que ser constante por mis bebés.
— ¿Crees que mañana tras el ritual podemos ir a que el doctor?— le pregunté a Maximiliano— Me gustaría saber que todo está en orden con respecto a nuestros bebés, sé que acabamos de verlos pero
— si te hace sentir tranquila ir al médico y verlos pues iremos no hay ningún problema— Me interrumpió sonreí.
No me sorprendió encontrar a la madre de Maximiliano sentado lo que sí me sorprendió fue encontrar a mi hermano junto a ella sonriendo.
Creo que nunca los había