(Anastasia Clark)
Él estaba más bueno de lo que pensé en un principio, tenía abdominales, estaba fuerte. Bajé mis manos y acaricié su torso desnudo, haciéndole estremecer, sobre mi boca.
Acepté y le vi marcharse sin más, entonces agarré el teléfono y me percaté de que Dante había estado llamándome. No iba a cogerlo, eso estaba claro.
Cuando bajé él ya tenía preparadas las palomitas y la película de comedia romántica.