David bajó del avión y tomó un coche directo a unos suburbios en la ciudad Madrigal, llegó hasta una pequeña casa, bajó del auto y una mujer ya lo esperaba. “Joven Estrada, bienvenido”.
David saludó a la mujer. “Hola Margarita, ¿Dónde está?”.
Ella sonrió. “En la sala, te está esperando”.
David entró a la casa, la televisión estaba encendida y pasaban las noticias, en el sillón un hombre viejo estaba sentado.
David se acercó. “Abuelo”.
El hombre giró la cabeza y le sonrió a David. “Mira quien se aparece después de tanto tiempo”.
El abuelo de David, Raúl Estrada estaba en libertad condicional hace algunos años, aunque el hombre hizo mucho daño a Marina y Erick, David tenía una extraña relación con él.
En aquellos años empezó a visitarlo en la cárcel y con el tiempo lo ayudó a salir, el hombre ya era muy mayor y solo quería descansar, Erick por su parte no quería saber nada de él, solo David lo cuidaba.
David se sentó en el sillón a un lado. “¿Cómo has estado?”.
El hombre mayor