Ella le sonrió. “Espero en otra ocasión poder conversar”.
Keila asintió y se alejó de ellos sin mirar a Fernando, estaba avergonzada, nunca se imaginó que fuera su hermana.
Llegó a la mesa y Roberto se puso de pie. Keila ¿Estas Bien?”.
Keila sonrió. “Si”.
El presentó. “Ella es Mayra, mi esposa”.
Keila sonrió dándole la mano a la mujer. “Hola, un gusto Keila”.
Conversaron y comieron juntos, Keila miraba de vez en cuando a la mesa de Fernando, los hermanos no dejaban de mirarla y hablar.
Roberto notó eso. “¿Los conoces?”.
Keila asintió respirando hondo. “Si”.
Ya en la salida Mayra y Roberto le dijeron. “Te llevamos a tu oficina”.
Keila se negó. “Tomaré un taxi, no se preocupen, los veré en unos días”
Roberto preguntó. “¿Segura?”.
Keila les sonrió. “Si, vayan a conocer la ciudad, es un lugar muy bonito”.
Mayra le dio un abrazó a Keila. “Gracias, te veré en unos días”.
Keila los observó irse y caminó por la acera pensando en lo que sucedió hace unos minutos. Su hermana… nunc