C267- ALFA GIDEON.
C267- ALFA GIDEON.
El carruaje se detuvo en la entrada principal. La puerta se abrió y de allí descendió una figura imponente. El viento frío movió levemente su capa negra, fina como la seda y su cabello rubio dorado, cuidadosamente trenzado, brillaba bajo la luz tenue del atardecer.
A su alrededor, las lobas lo observaban con admiración, susurrando entre ellas. Pero cuando él alzó el rostro, sus expresiones cambiaron en un instante.
Los ojos se abrían, las bocas se tensaban.
Algunas apartaban la mirada demasiado rápido, otras no podían disimular el escalofrío que les recorría la espalda. Gideon lo notó, como siempre. No era la primera vez y sabía que tampoco sería la última.
Su cicatriz era un pensó asentado en su pecho, no obstante, su rostro permaneció impasible.
Los guardias abrieron las puertas del castillo sin mediar palabra. Y allí, Zade, el beta de Lorenzo, lo esperaba con una sonrisa respetuosa.
—Es un honor tenerlo aquí, Alfa Gideon—dijo, inclinando ligeramente la cabeza.
Gi