C157- UN DIOS.Zayden cerró la puerta de la cabaña con más fuerza de la necesaria, pero Odette ni siquiera se inmutó. Estaba de pie junto al fuego, con los brazos cruzados y la mirada fija en las llamas.—No vine a discutir. —soltó Zayden, dejando caer su chaqueta sobre una silla.Odette giró lentamente y lo miró sin pestañear.—¿Qué quieres?Zayden frunció el ceño.—Tengo que armar un plan para entrar a la manada y me ausentare por unos días.—¿De verdad? —dijo ella, levantando una ceja—. ¿Y supongo que te llevaras a Kendra contigo?—Odette…—gruñó él, cansado—. Ella no vino por eso.—Lo sé —respondió Odette, con una sonrisa seca—. Y esa es otra decepción más. Porque confiaste más en ella que en tu compañera… Otra vez.Zayden resopló, se pasó la mano por el cabello y dio un par de pasos por la sala.—¡¿En serio estás diciendo eso?! —el alzó la voz, girando para encararla—. ¡Ese día yo estaba encerrado en una maldit4 carreta, Odette! Amarrado con plata. Y tú… tú estabas planeando un mal
C158- ¿TE GUSTA ESPIAR, ALFA?La puerta del gran salón del castillo reventó contra el muro. Rodrick entró como un huracán y, sin mediar palabra, lanzó una lanza a los pies de Maelor. El metal vibró clavándose en las losas de piedra, a solo un palmo de las botas del lobo.—¿Así que tú también eres una bestia? —escupió.Maelor no se inmutó. Solo alzó una ceja, como si el muchacho fuera un cachorro gruñendo sin dientes.—Sí. Pero tú eres demasiado bruto para haberlo notado antes.Rodrick escupió al suelo y su mente ardía, conectando los hilos sueltos. Si Zayden era una bestia, entonces...—¡Él es tu hijo! —rugió, los puños temblando—. ¡Zayden es tu maldito hijo!Maelor sonrió, lenta y cruelmente.—Así es. Y soportó la condena como nadie... tengo que reconocerlo. —Hizo una pausa, los ojos brillando con algo casi parecido al orgullo—. Lástima que tenga el corazón de su madre.Las manos de Rodrick se cerraron con tanta fuerza que las uñas le rebanaron la piel de las palmas.—¡Eres un maldit
C159- SE ME ACABÓ EL HUMOR.—¿Te gusta espiar, alfa?Ella no se cubrió. Solo comenzó a caminar hacia él, dejando bien claro lo que Zayden ya no podía evitar mirar.Y él no respondió. Su garganta estaba demasiado seca para hablar.Odette salió del agua con una sensualidad calculada, cada paso haciendo que sus caderas se balancearan, las gotas resbalando por su vientre y sus muslos...—¿Nada que decir? —preguntó, acercándose hasta que el calor de su cuerpo rozó el de él—. Qué raro. El gran Alfa Zayden, sin palabras.Él tragó, pero no retrocedió, sus ojos ardían, devorándola.—No deberías estar aquí desnuda —logró gruñir, aunque su voz sonó más ronca de lo que hubiera querido—. Cualquiera podría verte.Odette rio bajo y malicioso, mientras al mismo tiempo, deslizaba una mano por el pecho de él, sabiendo muy bien el efecto que tenía.—¿Y qué? —susurró—. ¿Te molesta que otros me miren? ¿O solo te molesta que no seas tú el que me toque?Zayden no pudo evitar el gruñido que le escapó al sent
C160- PEDIRTE PERDÓN.Odette aceptó hablar con Kendra, pero lo hizo con cara de fastidio.No le debía nada. Y mucho menos paciencia.Caminaron en silencio, alejándose de la aldea, hasta llegar a un claro. Odette se cruzó de brazos y se plantó firme.—Bien. Habla.Kendra respiró hondo. La mirada le temblaba un poco, pero se dio valor.—Yo… quiero pedirte perdón.Odette frunció el ceño. La verdad es que no esperaba eso.—Perdón por todo lo que te hice en la manada —siguió Kendra, con la voz baja—. Por cómo te traté. Por las miradas, los comentarios, las veces que quise hacerte sentir menos y mis maldades.Odette no respondía, la miraba con el ceño fruncido, esperando el resto.—Lo hice… porque pensaba que Zayden y yo tendríamos una oportunidad —confesó Kendra ahora avergonzada—. Creía que él... algún día... podría elegirme a mí. Y cuando llegaste tú, me sentí desplazada. Reemplazada.Odette seguía en silencio, fría, pero por dentro algo se le removía.—Ahora que sé la verdad... que somo
C161- COMPLETOS IDIOTAS.Zayden no pudo contenerse más.—¿Te diviertes? —preguntó, metiéndose en medio de los dos.El general dragón giró lentamente la cabeza y sus ojos dorados brillaron al reconocer al alfa, pero no con miedo.—Zayden —saludó con una breve inclinación.Pero él no respondió al saludo, estaba demasiado celoso para hacerlo.—Lárgate —gruñó, sin rodeos.El dragón no se movió. Y en cambio soltó un poco de aire caliente, lanzando una advertencia.—No sabía que esta era zona prohibida. Además, solo estaba conversando con tu compañera.Odette intervino antes de que ambos llegaran a más.—Estará bien, general —dijo, colocándose entre los dos —. Ya hablaremos más tarde.El dragón la miró, evaluando la situación, y después de un momento, asintió con elegancia.—Como desees, Odette —respondió, mirando a Zayden antes de alejarse.Odette esperó hasta que estuvo fuera de vista, antes de girarse hacia su compañero, los ojos encendidos.—¿Qué demonios te pasa?—¿Yo? —Zayden apretó l
C162- HECHIZO AL AMANECER.La cabaña quedó en silencio después de que Willow se marchó. Odette y Zayden se miraron, el aire entre ellos cargado de palabras no dichas.De repente, los dos hablaron al mismo tiempo:—Creo que debemos hablar.Se quedaron quietos un instante antes de reírse, rompiendo un poco la tensión.—Hazlo tú primero —dijo Odette, cruzando los brazos pero con una sonrisa juguetona en los labios.Zayden asintió y respiró hondo, como si estuviera preparándose para soltar un peso que llevaba meses cargando.—Estoy enojado... pero no contigo —comenzó, las palabras saliendo a trompicones—. Estoy enojado conmigo mismo. Por no haber podido salvarte antes. Porque tuviste que soportar a Leonard...Odette lo escuchó en silencio.—No me juzgues por eso —murmuró Zayden, apretando los puños—. Pero la idea de que estuviste en sus brazos... me mata.Odette lo miró como si acabara de crecerle otra cabeza.—Leonard jamás me tocó —dijo, tajante—. Nunca lo permitiría.Zayden se quedó ti
C1- NACIÓ MUERTO.—¡Ya viene, Luna, ya viene! —dijo la sanadora—. El cachorro ya pronto estará en tus brazos. ¡Puja, puja con todas tus fuerzas!Odette obedeció. Su cuerpo, tembloroso y empapado en sudor, jadeaba mientras otra ola de dolor la atravesaba. Apretó los dientes, sus manos se aferraron con fuerza a las sábanas empapadas y dejó que su cuerpo se desgarrara desde dentro. De repente, llegó el alivio. Y con él, un vacío abrumador.—Ya está —anunció la sanadora. Pero su tono no era de triunfo, sino de tristeza.Odette levantó la mirada, con los labios temblorosos.—No escucho llanto. No escucho nada. ¿Cómo está? —preguntó, apenas sosteniendo sus palabras—. ¿Por qué no llora? ¡¿Por qué no lo escucho?!La sanadora no respondió al instante. Miró al pequeño cuerpo inerte en sus brazos y luego a ella. Sus ojos lo dijeron todo antes de que hablara.—Fue un niño, Luna... pero... nació muerto.Odette parpadeó, como si no pudiera procesar las palabras.—No... —susurró, su voz quebrándose—
C2- VÍNCULO ROTO.A la mañana siguiente, Odette se levantó de la cama con movimientos lentos; su cuerpo aún estaba débil y adolorido. Kilye, su doncella, la miraba con preocupación.—Mi señora... es muy pronto para levantarse. Está muy débil —dijo la joven loba.Pero Odette negó, ignorando el ardor que aún sentía en su vientre.—No, Kilye. Tengo que verlo. Necesito solucionar esto con Ragnar.La chica suspiró, resignada. Sabía que no había forma de detenerla. Todo el mundo conocía el amor que Odette le tenía a Ragnar, un amor que había nacido desde que eran cachorros. Su unión había sido bendecida por la Diosa cuando sus lobos despertaron, y ese día había sido el más feliz de su vida.Pero esa felicidad se había desmoronado con el tiempo, con cada embarazo fallido, con cada pérdida. Y ahora, su relación pendía de un hilo, pero Odette no estaba dispuesta a dejar que se rompiera.Estaba segura de que lo que Ragnar había dicho la noche anterior era producto del dolor y la ira.Tenía que