C119- NOAH TE AMA.Willow se agachó entre los matorrales y sus dedos ágiles arrancaron raíces frescas del suelo húmedo. Una sonrisa tranquila jugaba en sus labios. La mañana era clara, el sol apenas asomaba entre las copas de los árboles, y todo en su interior se sentía en paz. Después de tantas tormentas, de tantas dudas, había logrado arreglar las cosas con Noah.El simple recuerdo de sus cuerpos fundiéndose, de sus manos recorriéndola horas atrás, le calentaba el pecho.Sacudió un poco de tierra de una raíz gruesa y la echó en la cesta que llevaba colgada del brazo. Estaba tan absorta en su tarea que tardó un par de segundos en sentirlo.Una presencia.Fría.Tensa.Willow se giró en seco y vio a Ariella. De pie, unos metros más allá, sin la altanería de siempre, sin esa media sonrisa dulce que solía ocultar sus verdaderas intenciones.Su rostro ahora era serio. Y su mirada estaba cargada de algo que Willow descifró como resignación.Sin embargo, el aire entre ambas se volvió denso
C120- CACERÍA.En el salón del consejo, las antorchas parpadeaban, Zayden estaba en el centro, serio, pero su interior era una tormenta. La culpa le roía el estómago como una bestia hambrienta.Después de que el joven lobo les informara de la muerte, él y Noah habían ido a recoger el cuerpo. La imagen de Ariella, destrozada en medio del bosque, lo perseguía. Y lo peor no era el recuerdo. Lo peor era que no podía apartar la voz que le susurraba al oído: Es tu culpa. Estaba en tu tierra. Bajo tu mando.De pronto, la puerta se abrió.Y una loba entró.Era la Alfa de la manada de Ariella. La mujer caminó entre los presentes sin mirar a nadie. Llevaba el cabello oscuro recogido en una trenza gruesa, la frente alta, los pómulos marcados, pero los ojos como tormentas endurecidas.Su nombre era: Alma Ravenwood.Tenía cuarenta y tantos, pero su cuerpo aún era firme. Y también había belleza en ella.La habían llamado tan pronto como recuperaron el cuerpo. No preguntó detalles. Fue hasta allí si
C121- PREMONICIÓN.Noah empujó la puerta y de inmediato sintió el olor a pan tostado o más quemado. Cerró tras de sí y caminó en silencio hasta la cocina.Willow estaba de espaldas, moviendo algo en un cuenco con una cuchara de madera. Llevaba puesta una de sus camisas; para él, la vista era perfecta: el dobladillo le rozaba los muslos, las mangas estaban arremangadas y tenía el cabello recogido a medias y los pies descalzos.Sonrió sin decir nada y se acercó, la abrazó por detrás, con los brazos rodeándole la cintura. Ella soltó la cuchara, sobresaltada, pero rápidamente supo que era él.―¡Noah! Me asustaste. ―Cerró los ojos y apoyó la espalda en su pecho sin decir palabra.Él bajó la cabeza y le besó el cuello. Con un cariño que iba más allá del deseo.―Lo siento ―susurró―. Es que no pude contenerme, te ves… preciosa.Ella sonrió, pero luego apretó los labios. Llevaba todo el día pensando en la muerte de Ariella. Aunque habían sido rivales por poco tiempo, no merecía morir así. Adem
C122- JUGADA DEL DESTINO.Habían pasado dos semanas.Dos semanas en las que la manada vivía en una calma tensa.Zayden y Odette, sin embargo, siguieron adelante.Entre miedos y sonrisas nerviosas, comenzaron a preparar el cuarto para el cachorro. Ella estaba a punto de entrar en su tercer mes de gestación, y a Zayden se le iluminaban los ojos cada vez que pensaba en eso. Muy pronto podría olerlo.Saber que su sangre, su linaje, su vida, tomaban forma dentro del vientre de la mujer que amaba. Era su luz, en medio de toda la oscuridad que lo rodeaba.Por otro lado, Kendra se había mantenido alejada, más de lo que Zayden hubiera esperado. Era raro y preocupante. No obstante, mantenía sus instintos en alerta, aunque no había pruebas, aún.La noticia de que Rodrick había abandonado el castillo lo tomó desprevenido. Fue Tavin, su asistente, quien se lo comentó.—No sé cuándo se fue, alfa. No lo vi salir.Eso fue lo que más incomodó a Zayden. Rodrick siempre hacía ruido, siempre se aseguraba
C123- RECONOCIMIENTO ABSOLUTO.Zayden, en su estudio, miraba un viejo mapa. Era pequeño, pero lo suficientemente bueno para señalar el camino hacia el norte, hacia el aquelarre de las brujas perdido en las montañas.Su única oportunidad.Pero no podía decirle a Odette. No todavía. Sabía que ella se negaría, que se pondría nerviosa. Pero él estaba dispuesto a arriesgarlo todo. No iba a quedarse de brazos cruzados esperando que el destino le arrebatara lo que más amaba.Escuchó la puerta abriéndose. Rápido, dobló el mapa y lo escondió dentro del libro más cercano.Odette entró, con una sonrisa en la cara, llevaba el cabello suelto y en los ojos una ternura natural que siempre lo desarmaba.—¿Qué haces? —preguntó con curiosidad, acercándose.Zayden sonrió como si nada pasara.—Revisaba unos documentos de los ingresos del castillo. Inventarios y reparaciones —dijo, encogiéndose de hombros—. Nada importante.Ella no sospechó y fue hacia él, sin dejar de mirarlo, y antes de que pudiera deci
C123- MI MARCA.El estudio de Zayden estaba en silencio, pero en el pecho de Noah todo era un caos. Los papeles que intentaba revisar se le habían desdibujado hacía rato. Su mirada iba de un pergamino a otro, pero su mente estaba en otra parte. Mejor dicho, en alguien más.Willow.—¿Cómo…? ¿Cómo es posible? —murmuró, dejando los papeles a un lado.Había luchado por mantenerse sereno cuando ella se acercó a ellos horas antes. Pero su sola presencia había desatado una tormenta dentro de él. Su lobo estaba agitado como nunca.«Esto no puede estar pasando», pensó, frunciendo el ceño.Había aceptado que entre ellos no habría vínculo. Que lo suyo era un amor prohibido. Pero entonces… ¿por qué su lobo actuaba así?—¿Qué pasa contigo? —le dijo a su lobo, entre frustrado y medio en broma—. ¿Te volviste loco?Pero su lobo no respondió. Solo gruñó con fuerza, impaciente, como si algo estuviera a punto de estallar.Fue entonces que Noah lo olió. Un aroma. Dulce y cálido, como miel derretida sobre
C124- DEJAME PROBARTE.En el bosque, la luna colgaba alta y Willow miró a los lados, inquieta.—Noah… ¿y si la bestia aparece?Él se acercó y le besó la sien con suavidad.—Aquí estamos a salvo —le dijo en voz baja, buscando calmarla—. Este lugar es sagrado. Aquí no puede entrar ninguna criatura maldita… ni siquiera esa.Ella lo miró, viendo la seguridad en sus ojos, y asintió lentamente.—¿Estás lista?—Sí… aunque… —ella respiró hondo e hizo una pausa—. ¿Crees que… nuestros lobos se ataquen?Él sonrió suavemente, tomó su mano y la llevó hasta su pecho, donde sus latidos eran fuertes y rápidos.—Mira cómo lo tienes —susurró—. Como me tienes. Esto es real, Willow. Él… te está esperando.El corazón de ella se apretó dulcemente, soltó su mano y dio un paso atrás. Cerró los ojos y dejó salir a su loba.Su cuerpo se quebró, y un instante después, donde estaba Willow, ahora se alzaba una gran loba rojiza, de pelaje brillante y ojos dorados como brasas vivas. Ella se quedó inmóvil, observánd
C125- SÉ SOLO MÍO.Ella tragó saliva. Su cuerpo definitivamente estaba listo para ello, para él.Noah se inclinó y dejó un beso en su vientre. Luego deslizó lentamente su dedo medio entre sus labios, y ambos dejaron escapar gemidos. Él rozó su entrada, ya empapada, y hundió su dedo dentro de ella hasta el primer nudillo, provocándola aún más.Willow soltó un jadeo, observando la lujuria en su rostro a través de sus ojos entrecerrados, respirando profundamente para que su aroma masculino inundara sus sentidos.—Joder, Willow —gruñó mientras la acariciaba.Él rozó su nariz contra sus pliegues y luego inhaló profundamente antes de seguir el mismo camino con su lengua.—Sabes jodidamente dulce —murmuró.Sus manos callosas separaron sus piernas todavía más, y su aliento caliente la hizo temblar. Willow se mordió el labio, contuvo la respiración, al borde de la desesperación. Él no la tocaba donde más lo deseaba. Los dedos de Noah se arrastraron más arriba, y luego sus pulgares separaron s