Ángel.
No puede estar pasando esto, no pude haberla perdido. Ella es mía. Doy vueltas por el pasillo y llamo de nuevo, luego vuelvo a llamar y nadie responde. Tecleo el número de Mae pero nadie atiende.
—Chico… Daniel, abre la puerta —pero nadie responde. Alguien sube las escaleras, es cuando veo a papá.
—Ángel, debemos irnos, llamarán a la policía.
—No me importa, escucha papá no me importa, ella no quiere verme y yo no puedo estar sin ella, no puedo dormir sin ella, no puedo…
—Si puedes Ángel —pero yo niego y vuelvo a llamar a la puerta.
—Mae… por favor, ¡Mae! —golpeo más fuerte la puerta y luego veo a mamá.
—Ángel… hijo, es suficiente, mañana puedes venir a hablar con ella, ya que esté todo más tranquilo y…
—No ma