CAPÍTULO 110. RECONCILIACIÓN...
—¡No! Nunca digas eso, tú eres la mejor madre del mundo, para muestra mi primer hijo, fue criado por ti sola, en sus primeros meses de vida y es un niño extraordinario. Yo estoy muy orgulloso de él —agregó Mateo, consolando a Adriana..
—¡Te defraudé ayer! Si no es por Alicia, pude haber arriesgado la vida de mi hija —sollozos.
—¡No, no voy a aceptar que me hables mal de ti! Tú eres lo más extraordinario que Dios me regaló, así que no te lo permito —concluyó y ella sonrió ante sus palabras.
Mateo se acuclilló a su lado y la besó tiernamente en los labios. Él, le habló como si fuera una niña, la calmó totalmente, recordando a esta que estaba ahí y le aseguró que eso jamás se repetirá.
La enfermera, observó todo esto con envidia, al ver como un ejemplar masculino tan varonil, tan poderoso y buen mozo, estaba domado y sumiso, ante una mujer tan menuda, insegura y quien al parecer no caminaba.
—¡Ya mi amor! —respondió ella, concentrándose en la alimentación de Abryl.
—¡Ya vengo! Voy a es