~ MAITÊ ~
Mi boca estaba seca. Cada latido de mi corazón era un trueno en mis oídos, una respuesta primitiva al calor y al deseo que emanaban de él. Las hormonas del embarazo, que ya me dejaban en un estado casi constante de sensibilidad a flor de piel, parecían haber encontrado su punto de ignición. Un calor diferente de aquel de la chimenea comenzó a crecer dentro de mí, una tensión dulce e insoportable en mi vientre.
"¿Controlar?", la palabra salió como un susurro ronco, casi un desafío. "¿Quién dijo que quiero que te controles?"
Fue como si hubiera cortado la cuerda que lo mantenía contenido. Sus ojos se oscurecieron, las pupilas dilatándose hasta casi tragarse el color azul. Un sonido bajo, casi un gruñido, salió de su garganta antes de que sus manos, grandes, calientes, firmes, encontraran mi rostro. Sus pulgares trazaron mis mejillas, y entonces sus labios encontraron los míos.
No fue un beso gentil o exploratorio. Fue una afirmación. Una posesión. Sus labios se movieron contra