~ MAITÊ ~
Signora Margherita había hecho milagros. Cuando Anne y Nate llegaron a las ocho de la noche, el apartamento estaba impecable y un aroma delicioso de risotto con hongos porcini perfumaba todo el ambiente. Marco y yo estábamos arreglados, él con una camisa social azul oscura que resaltaba sus ojos, y yo con un vestido negro que acomodaba discretamente mi barriga.
"¡Maitê!", Anne exclamó apenas se abrió la puerta, envolviéndome en un abrazo cálido que tuvo que ser cuidadosamente calculado para acomodar nuestras dos barrigas.
Ver a Anne personalmente después de meses fue sorprendente. Estaba radiante, con aquel brillo característico del embarazo, pero también visiblemente más grande de lo que recordaba. Con 35 semanas, su barriga era impresionante, y se movía con aquella graciosidad cuidadosa de quien está acostumbrada a cargar peso extra.
Nate la seguía de cerca, una de sus manos siempre posicionada de forma protectora en su espalda u ofreciendo apoyo cuando ella se sentaba. Ha