Finalmente, Vittorio aparcó delante de un viejo edificio, un piso que había sido el hogar de ambos hacía mucho tiempo. Ellis miró el edificio con una mezcla de nostalgia e incertidumbre. Aquel lugar contenía muchos recuerdos, buenos y malos, de su época con Vittorio.
Vittorio apagó el motor y miró a Ellis. “Ya hemos llegado. ¿Recuerdas este lugar?”
Ellis asintió lentamente. “Sí, lo recuerdo. Era nuestra casa”.
Se volvió hacia ella, con una expresión amable en su rostro severo. “Aquí estás a salvo, Ellis. No te pasará nada”.
Ella sonrió ligeramente, apreciando sus reconfortantes palabras. “Lo sé, Vittorio. Gracias por traerme aquí”.
Le abrió la puerta del coche y ambos salieron caminando hacia el edificio.
Vittorio abrió la puerta del coche y se bajó, caminando hacia la puerta de entrada del edificio. Dejó la puerta abierta para que Ellis pasara y ella dudó un